Consumismo es la actividad de comprar por comprar y se caracteriza por ser un consumo excesivo e irracional que no responde a necesidades reales. El consumo, concebido como un consumo "inevitable" de las actividades de una sociedad, no es ni positivo ni negativo en términos ambientales. El problema es que, en nuestra sociedad actual, el consumo, en sí mismo, se ha convertido en una nueva necesidad. Es muy común que la gente se dedique a comprar productos que no le son indispensables, como una forma de desahogo, diversión o pasatiempo, en el contexto de una vida cotidiana llena de estrés, conflictos y enajenación, característica de la existencia moderna que se acentúa mayormente en las grandes ciudades.
Además, en algunos círculos de la sociedad actual la escala de valores se ha deformado y tergiversado profundamente, de tal manera que es común que la gente se avalorada no por lo que es si no por lo que posee. Esto se ve agravado por la economía del mercado que domina en el mundo actual.
Cuanto más atractiva es la publicidad asociada con un producto más se favorecerá su consumo. Esta demanda, a la vez, fomentará un incremento en la producción. Éste es el objetivo final del productor: producir más, vender más y ganar más.
El consumismo nos ubica en un mundo donde una gran cantidad de personas supone que la felicidad y el bienestar se alcanza al poseer o consumir bienes materiales.
La única manera de modificar esta actitud consumista, que se basa en el valor social asociado a la capacidad de consumismo, es la educación, la cual puede ayudar a las personas a que se formen un juicio critico y sensato, basado en el análisis y la reflexión de información objetiva que le permita tomar la mejores decisiones sobre cómo relacionarse con el entorno.